El Gobernador electo para Yucatán, maestro en Gobierno y Políticas Públicas, Joaquín Díaz Mena, pone sobre la mesa el proyecto de gobierno período 2024- 2030, al que titula “Renacimiento Maya”. He leído algunos escritos de compañeros, y los he disfrutado. De ahí mi atrevimiento a aportar elementos para la reflexión y el análisis.
Corresponde a las y los ciudadanos de 106 municipios, otorgarle a dicho proyecto, suma atención, y contribuir en el sentido y significado social, cultural, económico y político del mismo. Expresar los anhelos es la invitación que el Gobernador electo ha expresado en su gira “de agradecimiento” por el territorio yucateco, y, a través de los medios de comunicación.
De mi parte, distingo ejes, sectores, y referentes históricos. En este comunicado, me referiré a los referentes históricos, y a la primera parte de la intersectorialidad.
Los referentes históricos llevan de primera instancia a dos grandes figuras: Don Felipe Carrillo Puerto quien ha cumplido 100 años de fallecido, y en quien se inspirará Joaquín Díaz Mena para su labor política, y, al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien funge como actor social preeminente de la historia moderna de México, impulsor de la concepción y operatividad de la Cuarta Transformación de este país, y todo lo que ella ha implicado en la vida política y económica de nuestro país; así mismo, mentor de Díaz Mena en su caminar hacia la gubernatura. Qué mejores referentes para guiar las agendas para un Buen Gobierno. Un gobierno transformador que reelabore la vida de las y los yucatecos en la búsqueda del Bienestar y la Igualdad. El Bienestar entendido como la manera más cercana a la felicidad, y la Igualdad, como ese posicionamiento que permite respetar las diferencias de las y los otros, para “alcanzar en la práctica, la realización de todos los derechos humanos, fundamentalmente los derechos civiles y políticos, así como los derechos económicos, sociales y culturales necesarios para alcanzar una verdadera justicia social” (Wikipedia). Y esto es urgente, porque la Desigualdad solo ha llevado a tragedias como el etnocidio, la esclavitud, el racismo, sexismo, clasismo, y explotación en una amplia variedad de ámbitos, entre ellos, resalto la discriminación y exclusión de las mujeres, y de las familias trabajadoras, principalmente mayas, y la creciente y silenciosa violencia en Yucatán.
Don Felipe Carrillo Puerto dejó el encargo: “Cuidad de mis indios”, una expresión de tremendo amor paternal y consigna política que correspondió a un momento histórico determinado. Liberó a la gente de la esclavitud y la explotación, les orientó a comprender el derecho agrario y el derecho al territorio, organizó Las Ligas Sociales de Resistencia, tradujo la Constitución Mexicana a la lengua maya para propiciar que los trabajadores campesinos mayas encasillados en las haciendas se supieran sujetos de derechos, propició el acceso a la educación, entre otros derechos, como los derechos de las mujeres a la participación social y política. Por esta intensa y comprometida lucha por el pueblo de Yucatán, fue asesinado a manos de la oligarquía yucateca que temió perder la fuerza de trabajo de los grupos, que fueran la garantía para acumular dinero y poder. De ahí el interés por el “separatismo”, y su bandera verde y roja con estrellitas, que significaba nada menos, que apropiarse del estado y cerrarlo para vincularse más con los grupos extranjeros (The Harvester Company, por ejemplo) y acumular. Temieron que los grupos mayas se convencieran que eran seres humanos con derechos. Hoy, Felipe Carrillo Puerto y su hermana Elvia Carrillo Puerto tienen una reconocida presencia en letras de oro en el Congreso de la Unión, y Felipe Carrillo es la imagen que durante un año aparece en el escenario de las conferencias mañaneras como figura a la que el Presidente de la República, rinde homenaje. Es considerado un líder sin precedentes, y, mártir de la patria.
La breve mención de un yucateco ejemplar, visionario, y audaz, encuentra su paralelismo, con la figura de Andrés Manuel López Obrador. El Humanismo Mexicano es también, una proclama de amor y compromiso político con el pueblo de México. Y esta proclama la hace ante la evidencia de que continuaban, la corrupción ahora en declive, la explotación contra la que se lucha a varios niveles, la exclusión, la desigualdad, y el racismo, más en un Estado como el nuestro, gobernado desde una visión empresarial-depredadora-despreciativa de la gente a la que tuvo que haber servido. Sus efectos más visibles: la pobreza y la pobreza extrema, mismas que el presidente AMLO a nivel nacional ha logrado reducir en un 5% hasta el 2023, e instituciones públicas que cayeron en una variedad de corruptelas y posturas retrógradas; urge funcionen desde las necesidades sociales de la población a todos los niveles, esto es, que cumplan con el encargo social para el que fueron creadas. A 100 años, las condiciones seguirían siendo las mismas sin un Presidente como el nuestro. Un hombre de una talla política que cuenta con el 83 % de aprobación por parte de la gente de su país, y a nivel mundial, es considerado entre el segundo o tercer mejor presidente del mundo. Una figura de enorme inspiración para los países latinoamericanos, y para países como Reino Unido y Francia, que ante reconocer el fracaso del rumbo neoliberal, recién retoman y giran su destino por la búsqueda de la democracia (Demos pueblo, Kratos poder). Son ejemplos que nos ponen enfrente lecciones frescas e inteligentes a tomar en cuenta. A manera de mención, solo incluyo tres de los principios del Humanismo Mexicano, y de la guía ética de la Cuarta Transformación: “Por el bien de todos, primero los pobres”, “Con el Pueblo todo, sin el Pueblo, nada”, “Solo el Pueblo organizado puede salvar al país”.
Esta breve mención de dos personajes emblemáticos de nuestra historia, son el referente que guiará el quehacer de un gobernante que anuncia El Renacimiento Maya (RM). La visión es claramente humanista. Si bien no descuidará las inversiones y el desarrollo del capital, condición necesaria de un sistema económico que por sí sola se traiciona por la suma de sus contradicciones, y que al paso del tiempo, terminará por ser suplida por otro sistema económico, uno centrado en el bienestar de la gente y no en la acumulación a pocas manos para rendir cuentas y aliarse a grupos que nos miran de manera codiciosa.
Lo central en el RM es la preocupación por los grupos que viven en la desigualdad, la pobreza, la exclusión, a la marginalidad del desarrollo. Si bien, las Becas y Pensiones del Bienestar son una caricia para el bolsillo de millones de mexicanos, un “renacimiento” va más allá. Refiere a la vida material, a la existencia misma, al renacer de una cultura milenaria castrada desde la invasión europea. Una civilización cuya sabiduría y adelantos siguen sorprendiendo al mundo (numerología, astrología, arquitectura, agricultura, arte, acueductos, cultura solidaria, cuidado de la naturaleza, etnomedicina, entre otros). ¿Dónde quedó esa cultura? El etnocidio la acalló. Renacerá con un gobierno de la Cuarta Transformación en Yucatán. Las poblaciones mayas ocuparán social y políticamente, el lugar que merecen.
Yucatán tiene más de dos millones y medio de habitantes. El 43 % vive en la ciudad de Mérida, una parte de ese porcentaje ocupa las llamadas colonias populares, son familias que viven en la pobreza. El resto, en localidades rurales, integrando villas, ciudades, y comisarías. En su mayoría bilingües, una gran parte de las generaciones jóvenes, ya no son trabajadores agrícolas, son migrantes. El desempleo, subempleo, o, el empleo temporal, son las constantes. Y esto se debe a que la inversión en el campo -logro de la Revolución Mexicana y del gobierno del presidente Lázaro Cárdenas- fue declinando como efecto de las políticas neoliberales en los últimos casi 40 años. Sin dejar de reconocer que en un porcentaje, tenemos jóvenes de muchas localidades que gracias al esfuerzo denodado de sus padres, logran tener oficios y profesiones. La migración fue obligada, nunca voluntaria.
Miles y miles de personas sobreviven en el día a día; se emplean en trabajos mal remunerados -muchos de ellos y ellas-; difícilmente logran ingresos que les garanticen alimentación, vivienda, vestido, educación, y recreo. Y tal vez, el telón de fondo, es que van siendo presa de los abusos del capital empresarial que se apodera de sus tierras, se apodera del territorio maya; ese territorio que fuera garantía con la figura del Ejido como tenencia de la tierra que configuró la sociedad agraria. Figura legitimada en la excelsa Constitución de 1917 garantizando la comunalidad en la que no se labra ni se planta, en pocas palabras, no se toca, porque es de todos los vecinos. Entonces, el Ejido es un núcleo agrario que “se creó con fines productivos con el objetivo de proporcionar a la sociedad mexicana una base alimenticia en cantidad y calidad suficientes para garantizar la seguridad y soberanía alimentaria”. Esta garantía se perdió cuando Salinas de Gortari modificó en 1992, el Artículo 27 constitucional; el Ejido dejaba de ser, lo ya dicho, y se convirtió en mercancía, esto es, quedó a manos del mercado. La gran pregunta es: la presencia del mercado y el capital en la vida de las familias agrícolas, pesqueras, obreras, ¿les ha traído beneficios? No, los convirtió en asalariados sin patrimonio, fueron olvidados por el Estado. Entonces, el RM puede permitir y fomentar que los grupos humanos se organicen, recuperen sus tierras, y reciban los apoyos del nuevo gobierno para los fines que resultan vitales: reactivar el Ejido, la Milpa, y garantizar la alimentación de las familias, así mismo, recuperar la biodiversidad de suelos y aguas. Que el capital empresarial labore en lo suyo sin “usar” la mano de obra de los grupos y familias mayas. La autonomía de nuestras poblaciones mayas es una urgencia. Su genética conlleva inteligencia social y cultural para ser autosuficientes.
Por fortuna, en la Cámara de Diputados está la “Iniciativa 21” que propone la reforma del artículo 27 Constitucional, para recuperar el Ejido como unidad agrícola por excelencia; de esta manera, regresar el territorio a sus dueños legítimos históricamente, y por justicia social. Sumado a este esfuerzo, la Presidenta electa, Doctora Claudia Sheimbaum, el 10 de abril pasado en Chinameca, recibió la misma Iniciativa de manos de representantes de 30 organizaciones agrícolas del país. El proceso ha iniciado, faltará la voluntad política de los nuevos integrantes de la Cámara de Diputados, y el apoyo de un gobierno que se organizará para el RM.
La interrogante es ¿Por qué tanto interés por el territorio maya, por el Ejido, la Milpa, las Sociedades agrícolas, las Asambleas de Ejidatarios, los Comisarios ejidales, y los Cabildos Municipales? Porque la base de la existencia humana es material, y el primer principio ético de un Buen Gobierno, es garantizar la alimentación para la vida. Así como el fundador del cristianismo promovía: dad de comer al hambriento. A estas alturas, pleno siglo XXI, se trata de que la gente se alimente bien para asegurar condiciones de vida sana para estudiar, trabajar, pensar, crear, y transformar, esta es la vida en un proceso de renacimiento con justicia social, para alcanzar el bienestar y la igualdad. Y para acceder a los alimentos, miles y miles de trabajadores agrícolas, necesitan ser reconocidos como indispensables, recibir los apoyos económicos y los insumos suficientes para sembrar, cultivar, cosechar, protegerse de las tormentas, y de las sequías, así mismo, distribuir sus productos a sus familias, que por grupos de edad y sexo requieren contenidos nutrimentales claros. Se requiere dignificar la importancia vital del trabajo agrícola -a tal grado-, para ser de nuevo un oficio al que aspirar las siguientes generaciones de jóvenes de ambos sexos; de las familias agrícolas, y de familias también urbanas, porqué no. La relación con la naturaleza siempre dignifica, es terapéutica, y si cumple con la noble labor de alimentar para conservar la salud y la vida, qué más se le puede pedir.
Este simple planteamiento pondrá a las Secretarías del próximo gobierno, en la misma mesa de diálogo y acuerdos: Secretaría de Desarrollo, Secretaría de Salud, Secretaría de Cultura, Secretaría del Ambiente, Secretaría de Educación, entre otras. Este es el carácter Intersectorial de un gobierno por el Renacimiento Maya; aquí empieza el reto. Si bien cada Secretaría siempre tiene encargos propios, la alimentación y la salud, convocan para una labor de inteligencia y ayuda mutua entre sectores.
La salud en sí misma, esto es, los perfiles de enfermedad y de muerte, porque se tiene que ser realista: las instituciones de la “salud”, llámense clínicas, hospitales, centros, escuelas y facultades, se centran en la enfermedad; de qué enferman y cómo curar, y cómo prolongar la vida aun cuando transcurra en la discapacidad y la decrepitud. El cuidado de la salud, y la prevención de enfermedades, operará ahora con el gobierno de la Doctora Claudia Sheimbaum. Por supuesto tocará al gobierno del maestro Joaquín Díaz Mena, integrarse a esta visión transformadora.
En el siguiente comunicado (2), tocaré: la Cultura y la Historia, la Salud y la Ética, la Educación y la Revolución de las Conciencias con su intersección con la Ciencia y la Tecnología, el Desarrollo económico y la Innovación, con su vínculo con la Conservación del Ambiente, el Desarrollo Humano junto a los Derechos Humanos. Terminaré tratando de distinguir los Ejes del RM, hasta ahí llegaré. Considero que muchos otros y otras compañeras contribuirán en este proceso constructivista que históricamente atañe a generaciones que coincidimos en estos interesantes tiempos. Tiempos que nos colocan ante retos colectivos. Es el momento de la participación como principio democrático. Saludos.
